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jueves, 25 de noviembre de 2010

Logosfera

Ultimaba los detalles del diseño de un cartel y, comentando la jugada con un interesado, acabamos hablando de marcas, diseño, y...mi fascinación absoluta por esos diminutos emblemas que son la imagen inmediata de una empresa, de un partido político, etc...
Quizá llegue un día en que se reconozca el valor artístico y sobre todo, el valor social que adquiere un logotipo si esta bien estudiado y responde a su objetivo. Con ésto no quiero decir que se deban considerar arte en si mismo y, de hecho, precisamente su valor artístico viene dado por su funcionalidad y no por otra cosa; pero es justo reconocer que siempre suelen ser vanguardia de tendencias, de estilos e incluso de costumbres.
Un buen logo debe ser simple, identificable, muy gráfico ( entendido como fácil de asociar a su objetivo) y de pocos trazos. Es verdad que, igual que ocurre con la música de una película, el emblema no es un fín en si mismo y tiene que adaptarse a una serie de criterios externos que lo hacen más o menos complicado; pero dentro de esos criterios ha de ser la mínima expresión de la máxima idea.
Mi opinión personal es que si puede hacerse en un solo color, mucho mejor que en  dos...y en dos mucho mejor que en tres; a partir de tres cansa la vista.
Entre los mejores, por lógica obvia, suelen estar los de los partidos políticos...y la razón fundamental es que precisamente el esquema Derechas - Izquierdas con todas sus variantes y escalas, los nacionaliosmos y todos esos matices hacen que de alguna forma tengan que afinarse muy bién. El hecho de que al fin y al cabo sean lo que queda visible en una papeleta el día de la verdad también influye. En los últimos tiempos, un reciente partido ( al que yo nunca votaría ni bajo tortura) ha acertado de pleno con su logo...posiblemente sea el único éxito que cosechen; pero que una formación nacionalista que aspira ( o aspiraba) a conseguir reunir bajo su manta a todos los nacionalismos habidos y por crear, conjugue toda su idea en cinco flechas convergentes formando una estrella amarilla sobre fondo morado ( en eso del morado no han estado muy finos, la verdad, porque parece el faldón de un paso de semana santa)  es para quitarse el sombrero.
Lo mejor de la mayoría de los grandes logos de marca es rebuscar en su historia, en como fueron creados; y ahí lo curioso es que casi siempre la casualidad y el azar influye mucho. Una gran empresa española, cuya imagen de marca es visible e identificable a mucha distancia por la calle, encargó a varios estudios de diseño y agencias un concurso para definir su emblema...pero ese emblema que hoy vemos es simplemente el fruto de la mente de un niño de cinco años garabateando ante su padre mientras el pobre hombre pasó dias buscando el diseño perfecto.

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